Artesanía-Diseño-Arte

martes, 25 de junio de 2013

Cómo la luna nos enseño a tejer.

Antes se hacían los hilos como ahora hacemos nuestros hijos.
Los hacían ellas mismas con la fuerza de su carne.
Cuando empezó el mundo, dicen que la luna subió a un árbol.
Allí estaba tejiendo, allí estaba hilando, allí en el árbol.
A lo mejor así se fue.
"Ustedes deben tejer", les dijo a las primeras madres.
"Ustedes deben hilar". Les enseñó a tejer desde allí arriba.
Aí fue que empezó el tejido. Así fue que empezó el brocado.
Es que ni sabíamos cómo cardar la lana. Ella nos enseñó eso también.
Tenía sus cardadoras allí arriba, su telar y su huso.
No sé si tenía sus borregos allí arriba en el árbol.
Tal vez allí estaban.
La luna tenía su vara para medir la urdimbre. Su comen para medir el hilo. Era largo su comen y salía de la copa del árbol.
Ya había hilado, ya que había acabado el trabajo del huso, medía el hilo en su comen. Tejía en lo blanco de una blusa las semillas coloradas del brocado. Arriba en el árbol amanecía. Allí estiraba su urdimbre, allí arriba. Si no fuera por la luna, no sabríamos tejer. Es que nos dejó dicho cómo hacerlo.
Hizo sus lienzos, sus bastidores. Cortó las ramas del árbol e hizo su telar. Si no fuera por eso no sabríamos crecer.
Así aprendieron nuestros antepasados.
Cardó, hiló, tejió y así empezó el tejido antes.
Dijo ella: "Así lo voy a hacer para que aprendan mis hijas".
Lo que estaba en el árbol es ahora la luna. Siguió subiendo y subiendo en árbol, y después subió su comen como escalera y se quedo en el cielo. O a lo mejor lo hizo de un brinco, meciéndose en las ramas.
Todavía tenemos su telar, quedó con nosotras. La luna nos dejó su huipil cuando se fue. Dejó su telar y su machete.
Los mayordomos los cuidan y durante la fiesta sacamos los huipiles que llevaba puestos la luna cuando se hizo el mundo.
Eran tan grandes que ya ni podemos tejerlos.

Lexa Jiménez López, Chiapas
Traducción Ambar Past
Tomado de Revelaciones del Arte Popular Mexicano
Editorial Artes de México.